martes, 25 de noviembre de 2008

La mente, la percepción del tiempo y la realidad



What if you slept?And what if, in you sleep, you dreamed?And what if, in your dream, you went to Heavenand there plucked a rare and beautiful flower?And what if, when you awoke, you had the flower in your hand?Ah, what thenSamuel Taylor Coleridge (1)



El mundo que existía hace 15 años ya no existe. Tampoco el que existía hace 15 minutos. Pero queda el testimonio de su existencia en mi recuerdo, y en el de cada una de las personas que compartieron conmigo aquellos mundos, y en mí mismo, en el que soy en este momento.

Siento vértigo al pensar que en el mejor de los casos ya he vivido la mitad de mi vida. Increíble. Hace unos minutos miraba a un niño que estaba jugando en el patio de una casa. Me asaltó la idea de que cuando él tenga la edad que yo tengo ahora, en el mejor de los casos, estaré cercano a mi muerte.

Todo lo que veo a mi alrededor tarde o temprano dejará de existir. Las casas, los autos, la calle, los árboles, las montañas, el mar, las personas. Todo. ¿Existe alguna cosa que podamos considerar permanente?

¿Qué diferencia hay entre el imperio romano y mi experiencia observando aquel niño? Desde cierto punto de vista, ambos mundos tienen en este momento el mismo nivel de no existencia.

Hablando sobre estas cuestiones es imposible no recordar el aforismo de Gurdjieff: “Uno de los mejores medios para despertar el deseo de trabajar sobre sí mismo es el darse cuenta que usted puede morir en cualquier momento. Pero primero debe aprender cómo tenerlo presente”, o la idea de Castaneda de “tener a la muerte como consejera”.

La percepción del tiempo es subjetiva. Al no estar consciente, uno vive el paso del tiempo en forma discreta, fragmentada, llenando con imaginación los “espacios” entre las experiencias que nos es dado vivir. La percepción de “Funes el Memorioso”, cuento homónimo de Jorge Luis Borges, no existe. Y es deseable que no exista: la memoria perfecta no permitiría experimentar el presente.

La actividad mental generalmente se proyecta hacia el futuro o explora el pasado en asociaciones mecánicas. Rara vez, la mente se ocupa del presente. La mente en el presente nos demanda un esfuerzo consciente, que sólo es posible desplegar luego de años de entrenamiento.

Lo que podemos tener entonces son sólo momentos. El mundo corre, es cierto, y uno corre detrás. A veces la vorágine se detiene gracias a alguna impresión fuerte y tenemos la mágica oportunidad de vivir un tiempo precioso. En el intento de exponernos a impresiones que nos permitan “poner un palo en la rueda”, hay una clave valiosa que puede permitirnos explorar el mundo de otra forma.

El entendimiento de esta noción de tiempo subjetivo, nos pone en el compromiso de encontrar un lugar interior desde donde experimentar lo que nos es dado vivir, de manera única e intensa. Hay un espacio interior en donde el tiempo puede pasar muy lentamente, y con una intensidad emocional que la mayoría de las personas han experimentado en algún momento de sus vidas.

Ese lugar interior, es un lugar relacionado con la “maravilla”. En una preciosa noche en el campo, uno ha tomado vino y la cosa ha hecho su trabajo a la perfección. Uno tiene la oportunidad de sentarse a observar un cielo estrellado como pocas veces uno a visto en su vida. Uno piensa en la inconmensurable distancia, en el paso del tiempo, y al mismo tiempo uno siente el cuerpo respirando, viviendo, pulsando, y en las casualidades increíbles que tuvieron que darse para que uno esté allí en ese momento. Y el vértigo comienza. Entonces, uno se da cuenta de sí mismo observando todo esto. Y uno se maravilla todavía más profundamente del fenómeno del la consciencia: un poco de materia que puede darse cuenta de sí misma y de lo que lo rodea. Uno se siente infinitamente pequeño e insignificante, sobrecogido, y al mismo tiempo ocupando un lugar en el universo.

Este pensamientoimpresiónsentimiento que intento describir con palabras, está allí disponible en todo momento de nuestras vidas. Sólo tenemos que intentar el gesto interior que nos conecte con este estado. Este contacto con la “maravilla” alimentará mi búsqueda y la mantendrá viva a los largo de mi vida.

Al mismo tiempo, todas estas son sólo palabras que en parte vienen desde ese mismo andamiaje cognitivo que no me permite experimentar el mundo en forma directa. Entonces, ¿qué sentido tiene el hecho de que me siente a escribir todo esto?

La mente puede ser una ayuda en este Trabajo. Con una mente astuta y entrenada puedo elegir exponerme a las impresiones que me ayuden en mi búsqueda. Aunque, el pensamiento puro pocas veces ayuda. La mente ordinaria y reactiva, la mente mecánica, es la que no sirve para dilucidar cuestiones relacionadas con el Trabajo.

Una de las dificultades o debilidades del acercamiento mental es la dualidad. La mente ordinaria no entiende sobre grises. Las cosas son filtradas a través de blanco o negro, positivo o negativo, bueno o malo, y nos perdemos los matices, una infinita gama de grises que está entre medio.

Sin embargo, el Trabajo es un sistema de conocimiento, y como tal, necesariamente es posible formular la teoría y el método. Pero debemos tener perfectamente clara la idea de que no es lo mismo “la realidad” que el “conocimiento de la realidad”. Esta es una verdad que formulada parece evidente. A pesar de ello, esta confusión es la fuente de infinidad de malentendidos y equivocaciones.

La comprensión cabal de este concepto, no es lo mismo “la realidad” que el “conocimiento de la realidad”, se encuentra en un breve texto de Jorge Luis Borges que está en “El Hacedor” bajo el título de “Del Rigor De La Ciencia”, en donde logra transmitir esta idea de manera bella y contundente: “En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el Mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el Mapa del Imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, estos Mapas Desmesurados no satisficieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el Tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él.”

La mente puede comprender ciertas cuestiones trascendentes y ayudarnos en nuestro camino. Entonces ¿Cómo encontrar esa mente activa, esa mente que puede ir más allá de las dualidades? La respuesta está relacionada con poner en movimiento lo sensible. Lo sensible desde mi emoción y lo sensible desde mi cuerpo. Si en el momento de reflexión puedo “llamar” a mi sensibilidad física y a mi sensibilidad emotiva, o a alguna de las dos, esa dualidad mental ordinaria se transforma y de esa manera puedo ver aspectos diferentes en las cosas. Ver un poco más allá.

Con la mente uno construye modelos para comprender la realidad. A veces, esos modelos funcionan muy bien, es decir, me describen la realidad en forma ajustada. Pero el modelo no es la realidad. Para percibir la realidad es necesaria una percepción emocional, una percepción que me permita llegar a la esencia de las cosas.


(1) Poema de Samuel Taylor Coleridge.
¿Qué tal si durmieras?
¿Y qué tal, si dormido, soñaras?
¿Y qué tal, si en tu sueño, fueras al paraíso
y allí recogieras una rara y bella flor?
Y qué tal, si cuando despertaras, ¿tuvieras la flor en tu mano?
Ah, ¿entonces qué?

lunes, 10 de noviembre de 2008

La redención


“To work on oneself one must know every screw, every nail of one’s machine—then you will know what to do.”
G. I. Gurdjieff


Cuando uno reacciona en forma inconsciente frente a las “emociones negativas”, propias o ajenas, se genera un vínculo con los demás y con las situaciones. Al reaccionar en forma automática, permito que algo que deviene del mundo imaginario, nuevamente propio o ajeno, ocupe mis "espacios" interiores. No hace falta ir muy lejos para encontrar al “responsable” de que esto suceda: la ausencia de mí mismo.

Esos vínculos se enquistan con el paso del tiempo y conforman nuestra personalidad en un complejo entramado. ¿Cómo deshacer ese entramado? ¿Cómo liberarnos de esos condicionamientos que nos determinan?

Es necesario deconstruir esos vínculos encontrando la manera de redimir a las personas, a las situaciones, y a mí mismo, a través de un acto real o simbólico.

Estos vínculos son variados y tienen diferentes grados de influencia en la vida de las personas, siendo el rencor uno de los más enquistados en todos nosotros.

No es suficiente olvidar los rencores, o dicho de otra manera, no es posible sólo olvidar los rencores porque sería “dejarlos en la sombra”, esperando la oportunidad de aflorar. Un rencor es un vínculo. Ese vínculo puede ser con una persona, un grupo, una idea, un hecho del pasado, y determinan nuestra manera de actuar dejándonos muy poco margen de libertad.

Efectivamente, a veces el paso del tiempo morigera el rencor que puede resurgir periódicamente con mayor o menor intensidad, y que tarde o temprano termina por desaparecer, o no. Pero este proceso es demasiado largo, y a veces, las circunstancias de la vida evocan estos rencores y los enraízan nuevamente. Si nuestro tiempo disponible fuera infinito, no tendríamos más que sentarnos a esperar que se diluyan hasta desaparecer. Lo cierto es que no tenemos tanto tiempo. Entonces, la única manera de liberarnos de nuestros rencores es realizar un acto de redención, que nos permita desprendernos de ellos naturalmente. Para realizar y primero conocer cuál es ese acto de liberación, de redención, es necesario un profundo conocimiento de la psicología humana en general, y de los mecanismos psicológicos internos propios en particular. En este segundo aspecto del proceso de redención es en donde un Trabajo interior honesto nos ayuda a curar las heridas que nos infligimos.

Los pesos que nos cargamos, gracias a la acción inconsciente del ego, porque a fin de cuentas los rencores no son más que la manifestación del ego en el estéril “intento” de verse a sí mismo como una unidad, nos lastran determinando nuestras acciones en la vida.

Entonces, yendo al punto, ¿cómo hacer para redimir mis rencores? Es muy interesante el hecho de que ese acto de redención puede ser realizado en forma real, concreta, curando las heridas que el rencor provocó, en los demás o en mí mismo, o mediante un acto simbólico. Muchas veces no existe la posibilidad de realizar el acto concreto de redención que busco, porque la persona relacionada ya no existe, porque ya no tengo contacto con esas personas, en fin, por cualquier situación a través de la cual la vida me haya llevado. Entonces, la redención simbólica es el único camino.

Nuestro subconsciente entiende muy bien el lenguaje simbólico. De hecho, es el único lenguaje que entiende. Es allí, en nuestro subconsciente, en donde los rencores habitan, y desde donde se manifiestan en el mundo también a través de símbolos que se traducen en actos concretos. Es nuestro Trabajo decodificar esas manifestaciones para entender los mecanismos y redimirnos en un osado acto de liberación.

Esta redención de la hablo, puede no solamente ser la redención de mis actos inconcientes, sino la redención de los actos inconscientes de los demás, incluso de personas que ya no están vivas, de mis ancestros.

Los símbolos que nuestro subconsciente entiende están relacionados con las figuras arquetípicas registradas en el mismo subconsciente, adquiridas en nuestra educación más temprana, y que constituyen un “acervo” que teñirá todos los actos de nuestra vida. Estas “figuras” son comunes a una cultura. Un japonés no tendrá las mismas “figuras” que tiene un francés, aunque por supuesto compartirá muchas. Así, los actos de redención, serán diferentes para personas de diferentes culturas. De cualquier manera, el punto es encontrar los actos de redención que me permitan liberar los vínculos que mencionábamos.

La consciencia tiene una enorme cantidad de gradaciones y matices. Cuando uno actúa en forma consciente, es decir, dándome cuenta de mí mismo y de lo que me rodea, estos vínculos no se establecen y los antiguos se deshacen.

Es en el estudio de nuestros hábitos, en la observación de sí (una vez más), es donde está la llave que nos permitirá algún día estar en paz.

martes, 21 de octubre de 2008

La alquimia sensible



"One of the best means of rendering ineffective the predisposition present in your nature of the crystallization of the consequences of the properties of the organ Kundabuffer is ‘intentional suffering;’ and the greatest intentional suffering can be obtained in your presences if you compel yourselves to be able to endure the ‘displeasing manifestations of others towards yourselves.’”

G. I. Gurdjieff


Muchas veces siento que vivo mi vida esperando que algo mágico suceda. Entonces, la vida se me escapa en la espera. Muchas veces esa espera es pasiva. Muchas otras esa espera es activa, y es allí en donde el mundo se abre para mis ojos volviéndose infinitamente bello y misterioso.

Me mudé de país con la idea de que necesitaba un fuerte cambio. Un sacudón a mis sentidos adormecidos. Y así fue. Pero el tiempo ha pasado y la ciudad en donde vivo ya me es tan familiar como Buenos Aires. Tomar un avión y venir a otro hemisferio se volvió algo corriente. Los colores y los olores que hasta hace poco me sorprendían ahora me pasan completamente desapercibidos.

Experimentar la vida en toda su extensión es un Gran Trabajo. Es una ocupación para toda la vida (sic), de tiempo completo, que necesita constante atención. Es tan fácil adormecerse y entregarse a una pasividad inconsciente. Es tan delicioso abandonarse. Y al mismo tiempo una parte de mí se rebela y quiere otra cosa. Quiere algo especial y único. Entonces, me permito la búsqueda de esas experiencias irrepetibles, mágicas y sensibles, con las cuales uno se siente increíblemente vivo.

La calidad de cada uno de los momentos de mi vida está directamente relacionada con la calidad de las impresiones a las que me expongo. Sin embargo, a pesar de conocer esto muy bien, en mi mente y en mi experiencia, muchas veces insisto en exponerme a impresiones de muy baja calidad. En esos momentos, la vida se me diluye en un continuo de olvido de mí mismo.

El tiempo que nos toca vivir es finito. En nuestra condición humana estamos completamente seguros de que cada vez falta menos para que nuestra vida termine. Y a pesar de este conocimiento evidente, no podemos sostener el intento de la búsqueda de lo mágico, de la alquimia sensible del Recuerdo de sí.

Uso la palabra “mágico”, por que en ella está connotado lo imposible, lo misterioso. Al mismo tiempo “lo mágico” está fuera del ámbito de la realidad que puedo conocer a través de mis mecanismos habituales. Para mí, ha quedado claro que el andamiaje mental que me describe el mundo, no funciona para abrir la puerta de ese mundo mágico y misterioso, que está esperándome en cada uno de mis momentos.

En este momento tengo tiempo. La mayoría de las veces ese tiempo disponible no me sirve para nada relacionado con mi Búsqueda. Uno siempre tiene la fantasía de que si tuviera tiempo podría hacer infinidad de cosas. Esto no es cierto. Es sólo una fantasía más.

Cuando el "recuerdo de sí" aparece tengo la posibilidad de permanecer en mí mismo. Ese estar con mí mismo me da la oportunidad de observar mi vida interior, de echar una mirada a los mecanismos que en mí habitan, y que me llevan de aquí para allá como a una hoja el viento. Algunas veces, este lugar interior es muy doloroso. Lo que veo no me gusta y no puedo reconocerme en ello, al tiempo que deseo salir corriendo hacia una ocupación exterior con la cual identificarme y así entregarme al olvido. Pero ese dolor es necesario para que la alquimia sensible se produzca. Permanecer imparcial en forma voluntaria en la observación de ese dolor genera la energía necesaria para el Recuerdo de sí.

Permanecer en presencia de la interioridad, afortunadamente, no siempre es doloroso. A veces, mágicamente, encuentro un lugar interior en donde la quietud es amable y reparadora, en donde el olvido se redime.

El Recuerdo de sí necesariamente tiene matices, niveles que se corresponden con la calidad de mi energía disponible y mi nivel de ser.

La consciencia del ser humano es una de las cosas más extrañas. Algo que se da cuenta de sí mismo y de lo que lo rodea. Por qué. Para qué. La pregunta “¿quién soy?”, encierra las respuestas.

Sostener esta pregunta a lo largo de la vida es una de las aventuras más maravillosas. Un viaje de descubrimiento. Un viaje de desilusión en el sentido de perder lo ilusorio.

¿Cómo es posible que esté aquí sentado escribiendo estas líneas?

Hay que pagar por la respuesta. El pago es el sufrimiento. Pienso esto y me repliego a un lugar interior desde donde puedo sentir la vastedad del tiempo y del espacio, y mi propia pequeñez. Desde este lugar interior las cosas de la vida se ven de una forma justa.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Breve biografía de Gurdjieff


La muerte pone fin a la angustia de la vida. Y, sin embargo, la vida tiembla ante la muerte... como tiembla un corazón ante el amor, como si sintiera la amenaza de su fin. Allí donde despierta el amor, el Yo, el oscuro y déspota, muere.
Jalaluddin Rumi (1207-1273)



Existen trabajos biográficos sobre la vida de Gurdjieff con muchísimo detalle. Por ejemplo, el libro de James Moore “Anatomía de un mito” (“Anatomy of a Myth”), da un certero testimonio de su vida y de su obra. También, otros más anecdóticos como el libro de Margaret Anderson, “Gurdjieff, el Incognoscible” (“The Unknowable Gurdjieff”), o el libro de Fritz Peters, “Recordando a Gurdjieff” (“Gurdjieff Remembered”), rescatan detalles de su personalidad sin dejar de tener buena substancia. Y otros, como el libro de Thomas de Hartmann y su esposa Olga, “Nuestra Vida con el Señor Gurdjieff” (“Our Life with Mr Gurdjieff”) (1), lo hacen dando un testimonio empírico de su Trabajo. Por supuesto, la visión comienza a completarse con el autobiográfico “Encuentros con Hombres Notables”, (“Meetings with Remarkable Men”). Todos estos libros, más los centenares de artículos escritos por sus alumnos directos, algunos del los cuales pueden encontrase en “Perspectivas desde el Mundo real, (“Views from the Real World”), y en “Gurdjieff. Ensayos y Reflexiones”, (“Gurdjieff: Essays and Reflections”) de Needleman, Baker y Panafieu, ofrecen un enorme material de trabajo para quien desee tener una visión de la vida y la obra del Sr. Gurdjieff.

Lo que encontrarán en estas páginas, es sólo un semblante que de ninguna manera puede reemplazar o abarcar las lecturas más arriba mencionadas. La información contenida en el texto siguiente fue tomada de diversas fuentes que el lector está invitado a constatar por sí mismo en la bibliografía más arriba mencionada.

Los biógrafos datan su nacimiento entre 1866 y 1877 en Alexandropol, que ahora es Gyumri (Gumry), en la República de Georgia. Su padre fue griego y su madre armenia.

Creció en la cambiante área fronteriza del Cáucaso por la que durante milenios desfilaron conquistadores: Alejandro Magno, los romanos, los bizantinos, los árabes, los mongoles, los turcos, y por último los rusos. Las montañas del Cáucaso han sido por largo tiempo atravesadas por culturas, religiones y razas del este y el oeste.

Sobre la vida de Gurdjieff antes de sus 40 años existen muy pocos hechos históricos comprobables. Sobre aquellas épocas, sólo podemos remitirnos a su autobiografía “Encuentros con Hombres Notables”, en donde Gurdjieff describe cómo en su “edad preparatoria” fue profundamente influenciado por ciertas personas, entre ellas su padre, a través de las canciones, poemas y leyendas que relataba de la antigua tradición. El padre de Gurdjieff preservó esta tradición oral como un ashokh, un contador de historias o trovador del cercano oriente.

Ni la religión convencional ni el conocimiento científico ortodoxo, contestaban a sus preguntas sobre el significado y propósito de la vida. De acuerdo a su autobiografía, sospechaba que la clave estaba en el conocimiento que descansaba dentro de las tradiciones que sobrevivieron en el Asia Central. Describe su tarea para encontrar los trazos de una antigua sabiduría, junto a un grupo de nueve hombres y mujeres que compartían la misma búsqueda, que se llamaron a sí mismos “Buscadores de la verdad”. Realizaron expediciones al cercano oriente, India, Tíbet y Asia central, e hicieron contacto con monasterios, escuelas religiosas y hombres sabios.

Los testimonios documentados comienzan en Moscú, alrededor de 1912. Allí atrajo la atención de gente influyente, entre ellos, al autor y ensayista P. D. Ouspensky, que en 1911 estableció su reputación como filósofo con su libro Tertium Orgamum. Gurdjieff y Ouspensky se encontraron en Moscú durante la primavera de 1915. Fueron presentados por el compositor Thomas de Hartmann. Ouspensky encontró gran valor en lo que Gurdjieff presentaba y estudió con él por 3 años.

Ouspensky registró sistemáticamente los diálogos mantenidos con Gurdjieff entre 1915 y 1918. Con su aprobación, los reunió en manuscrito que llamó “Fragmentos de una Enseñanza Desconocida” (“Fragments of an Unknown Teaching”). Las lúcidas observaciones de Ouspensky sobre las enseñanzas de Gurdjieff en Rusia, fueron publicadas luego de su muerte como “En Búsqueda de lo Milagroso” (“In Search of the Miraculous”) en 1949.

Muchos de los alumnos que conoció en Moscú siguieron a Gurdjieff durante 1917 a 1018 a través del torbellino de la revolución Rusa en un difícil viaje a través de las montañas del Cáucaso hasta Tiflis.

En Tiflis (Tiblisi, Georgia) se sumó al grupo Alexandre de Salzmann y su esposa, bailarina y pianista, Jeanne Matignon. Allí, en junio de 1919, los Hartmann y los Salzmann ayudaron a Gurdjieff a hacer la primera presentación pública de sus danzas o movimientos. Después, el grupo siguió a Gurdjieff hasta Constantinopla, donde estuvieron por un poco más de un año, hasta agosto de de 1921. Luego migraron a través de Europa por otro año. Finalmente, decidieron establecerse en Francia, donde fundaron el “Instituto para el Armonioso Desarrollo del Hombre”, en el “Chateau de Prieuré” en Fontainebleau, durante octubre de 1922.

El Prieuré fue escenario de intensa actividad durante 1923 y Gurdjieff atrajo a mucha gente, principalmente de Inglaterra, en donde Ouspensky había estado enseñando. En diciembre de este año, durante la semana cercana a la Navidad, Gurdjieff y su grupo dio, con acompañamiento orquestal, su primera demostración europea de movimientos en el “Théâtre des Champs-Elysées” en París. El Instituto de Gurdjieff había sido establecido.

En enero de 1924 viajó a los Estados Unidos. Fue la primera de muchas visitas. Allí dio charlas privadas y con sus estudiantes del Prieuré hizo demostraciones de sus movimientos en New York, Philadelphia, Boston y Chicago, en respuesta al interés expresado por muchos estadounidenses. Gurdjieff encomendó a A.R. Orage, un notable editor y crítico Inglés que había estudiado en el Prieuré por un año, la tarea de ser su representante en New York.

Muy pronto luego de volver a Francia, Gurdjieff sufrió un casi fatal accidente automovilístico al comienzo de julio de 1924, que dejó al Instituto paralizado. Gurdjieff mismo habla de este período en “La Vida es real sólo cuando “Yo Soy”” (“Life Is Real Only Then, When “I Am””). (2)

Cuando estuvo recuperado, Gurdjieff comenzó a escribir los tres volúmenes de la serie llamada “El Todo y Todas las Cosas” (“All and Everything”) (2). El “círculo interno” continuó estudiando con Gurdjieff, pero el Instituto se adormeció y el Prieuré en Fontainebleau se convirtió en la residencia de Gurdjieff mientras que él se focalizó en la escritura y en la composición de música. Para 1925, distribuyó las primeras entregas de “Relatos de Belcebú a su Nieto” (“Beelzebub’s Tales to His Grandson”), del primer volumen de la serie “El Todo y Todas las Cosas”.

Este libro le dio a Gurdjieff una vasta plataforma para transmitir sus ideas. Este exhaustivo y moderno mito tradicional (sic), se transformó en el eje de los grupos de Gurdjieff. En los primeros años de la década del 30 imprimió copias para el “círculo interno”, pero continuó corrigiendo el texto basado principalmente en la observación de las personas que escuchaban las lecturas.

Durante este período, de mediados de 1920 a mediados de 1930, mientras él se concentró en escribir, continuó trabajando intensamente con individuos y grupos pequeños, principalmente en París y en sus ocasionales visitas a Estados Unidos.

Gurdjieff continuó escribiendo “Encuentros con Hombres Notables”, la segunda serie de “El Todo y Todas las Cosas”. En este libro autobiográfico, empleó la alegoría, la parábola, los proverbios para transmitir historias sobre su niñez, educación y viajes. De particular interés son los convincentes retratos de sus compañeros de “Búsqueda”.

Finalmente, en los primeros años de la década del 30, comenzó a trabajar en la tercera serie de “El Todo y Todas las Cosas”, titulada, “La Vida es real sólo cuando “Yo Soy””. Este libro final y fragmentario contiene íntimas ponderaciones de Gurdjieff sobre sus enseñanzas, sus métodos y su vida interior.

Gurdjieff estuvo confinado la mayor parte la ocupación Nazi en París durante la Segunda Guerra Mundial. Desde 1945 hasta su muerte en 1949, enseñó en su departamento de París en el espontáneo contexto del día a día, sin conferencias, viajando ocasionalmente a New York.

Durante su último año de vida se concentró en la publicación de “Relatos del Belcebú a su nieto” y en completar la música y coreografía para cuarenta y seis ejercicios. Dushka Howarth, participó en muchas clases de movimientos durante 1948 y 1949. Su madre Jassmin Howarth enseñó movimientos hasta su muerte en 1984. Ambas fueron dos de las principales responsables en trasmitir los movimientos o danzas de Gurdjief.

Unos pocos meses después de la muerte de Ouspensky, el manuscrito llamado “Fragmentos de una Enseñanza desconocida” fue enviado a Gurdjieff por Sophie Ouspensky. Gurdjieff lo aprobó y sugirió su publicación. Fue publicado en octubre de 1949, un poco antes de la muerte de Gurdjieff, con el título “En búsqueda de lo milagroso”.

Gurdieff hizo los arreglos para la edición de “Relatos de Belcebú a su Nieto” muy poco antes de su muerte. Evidentemente, pensó que el libro podría jugar un rol central en la continuación de su enseñanza.

El 13 de enero de 1949 G.I. Gurdjieff anunció la publicación de “Relatos de Belcebú a su Nieto”. Esto significó un quiebre con respecto a la práctica que había seguido por casi 4 décadas, de exponer sus ideas en forma oral y haciendo circular escritos en forma privada. Murió el 29 de octubre de ese mismo año, apenas una semana después de recibir la prueba de impresión de “Relatos de Belcebú a su nieto”, que fue publicado en febrero de 1950.

Después de su muerte, los alumnos se vieron de frente con la responsabilidad de intentar transmitir algo del lo que ellos habían aprendido. Jeanne de Salzmann, a comienzos de 1950 funda el “Institut Gurdjieff” en Paris, “Gurdjieff Society” en London y “Gurdjieff Foundation” en Ney York. Estos y otros grupos afiliados de las ciudades importantes de Europa y Estados Unidos, fueron liderados por ella hasta su muerte en 1990, y luego por el Dr. Michel de Salzmann hasta su muerte en agosto de 2001.


(1) Los de Hartmann describieron las luchas, internas y externas, del período 1915 a 1929 en el libro “Nuestra vida con el Sr. Gurdjieff” (“Our Life with Mr Gurdjieff”) editado en 1964. Este clásico de la literatura relacionada con Gurdjieff, documenta el Trabajo de Thomas de Hartmann con Gurdjieff.

(2) Traducido en la edición de la editorial Hachette como “La vida no es real sino cuando “Yo Soy””. Me referiré a este libro de Gurdjieff como “La vida es real sólo cuando “Yo Soy”” porque, en mi opinión, es un título más fiel al original. Las traducciones existentes de la obra de Gurdjieff al castellano, al igual que las “revisiones” de la edición original en inglés, merecen cada uno un artículo que algún día escribiré.

(3) Traducido en la edición de la editorial Hachette como “Del Todo y De Todo”. Prefiero la traducción “El Todo y Todas las Cosas”, título con el que me referiré a las series.

sábado, 20 de septiembre de 2008

El Trabajo de Gurdjieff en la Argentina


One man alone cannot see himself. But when a certain number of people unite together for this purpose they will even involuntarily help one another.
G.I. Gurdjieff

Reference: In Search of the Miraculous, page 223



¿Puede una tradición mantener su núcleo intacto a los largo de los años? No es una pregunta fácil de responder. La respuesta depende de muchos factores. Sin embargo, podemos estar seguros de que los responsables de que el núcleo de una tradición perdure, son los encargados de transmitirla tal cual la han recibido. La situación no mejora cuando la tradición es, además de un rito para preservar cierto conocimiento, un sistema de conocimiento en sí mismo.

Gurdjieff murió hace casi 60 años. En la actualidad, están vivas muy pocas personas que recibieron el método de Gurdjieff de primera mano. Casi toda la “primera generación” ha fallecido. Es ahora la “segunda generación”, la responsable de mantener y transmitir las enseñanzas de Gurdjieff.

De esta manera, los grupos Gurdjieff que están diseminados por todo el mundo, están pasando por una crisis, y los grupos de la Argentina no son una excepción. Si usted está en algún grupo, o tiene algún tipo de contacto con personas que frecuentan los grupos, esta visión no le resultará nueva o extraña.

¿Cómo entonces reconocer un Verdadero Camino? ¿Cómo saber si un grupo ha perdido el núcleo de la tradición? Carlos Castaneda habla de que un Camino Verdadero debe tener corazón, sin embargo, no nos ofrece una explicación lo suficientemente clara al respecto. Es para mí un requisito fundamental que los responsables de un grupo tengan un acercamiento al Trabajo (1) en forma honesta, primero consigo mismos y luego con los demás integrantes del grupo. La honestidad no es gratis: hay que pagarla con mucho Sufrimiento Voluntario (2).

En Argentina, ya no quedan representante de la “primera generación”. “La segunda generación” se encuentra separada por divergencias políticas o por tener diferentes visiones sobre lo que el Trabajo “debe ser”. De esta manera, en los últimos años la “segunda generación” se ha atomizado.

Para contestar estas preguntas debemos llevar la mirada hacia nuestro interior. Es desde allí dónde nosotros mismos podemos plantear un acercamiento sincero y honesto, que tarde o temprano nos revelará si me encuentro en un “Camino Verdadero”

Esta cuestión es increíblemente sutil y engorrosa. Muy fácilmente puedo engañarme en el análisis. La respuesta no es una impresión o una idea, sino la acumulación de experiencias, y obtener una respuesta satisfactoria nos llevará un valiosísimo tiempo exterior e interior.

Una mirada hacia nuestra interioridad puede revelarnos muchas cosas de nuestro mundo exterior. La realidad se repite en dirección a lo infinitamente pequeño y a lo infinitamente grande. Eso es porque nuestro universo responde a leyes. Si esto no fuera de esta manera el conocimiento sería imposible. Aceptar el hecho de que la realidad es susceptible de ser conocida es un pedido de principios de todo sistema de conocimiento.

Hay Trabajo en muchos lugares, con distintos matices y diferentes orientaciones. Arrogarse el “Camino Verdadero” es muy parecido a la soberbia con que las religiones organizadas del mundo dicen tener la verdad. Allí sólo se puede encontrar la manifestación del ego en su máxima expresión.


(1) El Trabajo: cuando escribo Trabajo con mayúsculas quiero decir “Trabajo sobre sí mismo” o “Trabajo en la dirección de adquirir consciencia”.

(2) Sufrimiento Voluntario: es el dolor verdadero que uno decide experimentar que deviene de la observación de uno mismo, o de la observación de la realidad relacionada con la condición humana.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Estar en pregunta


...we are called to turn to the Source, to the Silence at the very core of our being, to the unmanifest that informs all forms. To accept to be in question. And to open to the unknown transforming force.
Reference: "A Return to Tradition," an interview with Frank Sinclair, president of the Gurdjieff Foundation of New York in PARABOLA's Winter 2007 issue on The New World.



Como decía, este sitio no contesta estas preguntas, y tampoco pretende contestarlas. Por el contrario, la intención es que este sea un punto generador de preguntas.

En alguna medida, podríamos decir que las respuestas a estas preguntas no tienen ninguna importancia. Lo que tiene importancia es la pregunta.

La disposición interior del ser humano que encuentra respuestas es muy diferente a la del ser humano que permanece en pregunta. La situación del primero es estática, ya sabe, ya conoce y no necesita más, su espíritu está tranquilo y puede dormir en “paz”. En cambio, la situación del segundo es incómoda y dinámica. Es por eso que su nivel de ser no está cristalizado. Así, uno de las estados interiores desde donde la posibilidad de cambiar existe, es permanecer en pregunta.

Permanecer en pregunta significa afinar el cristal con el que se mira. Este estado interior le da a uno la verdadera dimensión de las cosas. Lo importante ocupa su lugar y lo superficial se retira dejándonos un espacio interior que nos permitirá, tal vez, cambiar.

Hay otras maneras de afinar el cristal con el que se mira. Por ejemplo, a través de la experimentación de impresiones fuertes. Las impresiones fuertes también rompen nuestro andamiaje cognitivo, y nos permiten apreciar las cosas en su justa medida.

Algunos tienen la suerte de experimentar impresiones fuertes frecuentemente. El problema de permanecer conscientes a través del bombardeo permanente de impresiones fuertes es que corremos peligro de volvernos insensibles. Cada vez, es necesario que me exponga a algo un poco más fuerte. Esta es una carrera que necesariamente voy a perder, más tarde o más temprano.

En condiciones normales, uno no elije por sí mismo exponerse a impresiones fuertes. En general, son accidentes que ocurren. Permanecer en pregunta no es un accidente. Es un esfuerzo doloroso con el que instalo en mi presencia el estado de pregunta.

“Estar en pregunta” es el lugar interior al que puedo ir cuando la angustia y la desesperación aparecen.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Introducción del autor de este sitio


You have no business to believe me.I ask you to believe nothing that you cannot verify for yourself... If you have not a critical mind, your visit here is useless.
G.I. Gurdjieff


Reference: "If you have not by nature a critical mind, your staying here is useless." (Aphorism # 27, p. 283.) "You have no business to believe me. I ask you to believe nothing that you cannot verify for yourself." (p. 78). Views from the Real World: Early Talks of Gurdjieff.

No esperen una revelación divina. No encontrarán aquí grandes verdades. Nada de lo que lea aquí debe ser tomado como verdadero. De esta manera, todas las afirmaciones deben ser constatadas por ustedes mismos.

Mi idea al escribir en este lugar es presentar un cúmulo de impresiones y pensamientos, que le den a quienes se encuentren en una Búsqueda Interior, una visión que les permita apreciar la experiencia de otra persona.

La vida, si bien es diversa e irrepetible, tiene ciertos patrones y respeta leyes. De hecho, gracias a ello, el conocimiento es posible. La sistematización de los procesos cognitivos conforma el cuerpo de un sistema de conocimiento, un andamiaje que nos permite conocer el mundo de una determinada manera.

La realidad es vasta. Y no parece ser posible el uso de un solo sistema de conocimiento para su total aprehensión. Por lo menos, en mi experiencia. Lo cierto es que tenemos que echar mano a todo lo que esté a nuestro alcance para comprender un poco más de qué se trata todo esto.

La visión que se presenta en estos textos es exclusivamente la de un servidor. Si bien mi experiencia en el Trabajo de Gurdjieff ha modificado mi visión del mundo, he conservado cierta independencia en mis ideas.

Entonces, este sitio está destinado a todas aquellas personas que tengan una Búsqueda Interior, cualquiera ella sea, y que estén en medio de de esa Búsqueda manteniendo viva las preguntas trascendentes del ser humano.


¿Quién soy?
¿Para qué estoy aquí?
¿Qué es la realidad?



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